La creación de una Zona de Bajas Emisiones en el Centro Histórico está dando mucho que hablar en Lugo. El gobierno de la ciudad ha rechazado de plano las críticas del Partido Popular, que considera que el proyecto tiene numerosas carencias, como la falta de documentación y de análisis, y no se ha consensuado con el resto de los partidos ni con los vecinos.
Los populares reclaman un nuevo plan de trabajo, algo que la teniente de alcalde, Paula Alvarellos, valora como parte de su estrategia para “poner en aprietos cualquier proyecto municipal arrojando incertidumbres y tratando de sembrar dudas en la vecindad sobre el alcance de las medidas que se prevén adoptar”.
En este sentido, Alvarellos ha comentado que se está criticando un trabajo que aún no ha concluido y ha recordado que el diseño de la ZBE comprende varias fases.
En la primera de ellas, según la teniente de alcalde, se puso en marcha un proceso de participación con debates abiertos de carácter técnico y con los diferentes agentes sociales para recoger las distintas opiniones y sensibilidades de las asociaciones de vecinos, comercio y hostelería, la red de distribuidores o los servicios de transporte de pasajeros.
Posteriormente, ha explicado, se recopiló toda la información necesaria para tomar las decisiones “que incrementen la efectividad de la peatonalización”, garantizando el acceso y la distribución de las mercancías.
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